En estos días es cuando me levanto pensando en que me voy a acostar, ojalá temprano , viendo una película espectacular, que nunca encuentro en el cable, y por supuesto y esto es lo mas importante, sola. Trabajo con la eficiencia acostumbrada pero haciendo mucho esfuerzo para serlo, se me hace difícil soportar la ineptitud del resto y debo respirar profundamente muchas veces en el día cuando me doy cuenta de la hora que es, el día no parece acabar nunca, empiezan los cuestionamientos de carácter existencial, vocacional, emocional etc. y cuando estoy casi convencida de salir corriendo dejando trabajo, responsabilidades, todo, viene esa gota de cordura que no he perdido nunca y me quedo ahí paralizada, con el corazón latiendo fuerte , esperando que pase esta ola de sensaciones...
Pero esto es mucho mas profundo que una ola de sensaciones, es mas profundo que mis dolores y mis lamentos, esto tiene que ver con algo que hace la diferencia entre hombres y mujeres, la gran diferencia que comienza con el magnífico don que nos fue dado de dar vida y que al mismo tiempo nos ha limitado en nuestros sueños y nuestras habilidades, nos ha hecho victimas de una estereotipación tremenda de la mujer y que nos ha obligado a masculinizarnos para poder funcionar en este sistema y mas aún cuando queremos ocupar cargos de poder.
Pero que pasa realmente, vamos al grano, parece algo intangible, algo irreal, poco creíble, lamentablemente esto es lo que nos repetimos incesantemente nosotras mismas cuando empezamos a relacionar los síntomas y a notar que deben de tener algo en común, o simplemente estamos tan enfermas que somos un milagro al estar vivas. Pero no, es simple y muy complejo, es tan simple como que nuestro útero al estar inflamado va secretando una serie de toxinas que pasan a nuestro flujo sanguíneo y por lo mismo recorren nuestro cuerpo depositándose en una variedad de órganos y haciendo que nuestro malestar pase desde estar triste a sentir dolores tan fuertes que nos imposibilitan para funcionar en forma normal, enfermedades crónicas que no encuentran respuesta y menos cura, después de un largo peregrinaje de una especialidad a otra, después de no encontrar ningún tratamiento que realmente nos haga sentir mejor nos vamos auto convenciendo de que esto parece que es producto de nuestra imaginación, nos tomaremos los antidepresivos que nos dio ese siquiatra recomendado por nuestro ginecólogo, antidepresivos que nunca nos han hecho sentirnos mejor pero que tomamos religiosamente todas la mañanas como esperando que este día si que ocurrirá el milagro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario